Mi nueva casa, solo un mes.
La temprana mañana del último día de febrero,
con Mery, mi nueva compañera de ruta, tomamos el ferry rumbo a la Isla Sur.
Nuestro preciado destino, ya que ambas estábamos con ganas de conocer y vivir
aquí.
Un cruce exquisito, por los sounds que van abrazando e invitando al “Elaida” a entrar a Picton. Una mañana
brillante.
Nelson, una pintorezca cuidad con el mejor
clima del país, nos recibió amigable. Nos recogió entre sus callecitas repletas
de flores, y algo despobladas.
La suerte hizo que luego de buscar algunos
alojamientos donde vivir y trabajar nos encontremos con el Príncipe Alberto. No
se bien si fue la suerte, o es que nos buscábamos mutuamente.
Nani y Mike, los jóvenes dueños de Prince Albert
estaban ansiosos por encontrar otros wwoffers, y Mery y yo, ansiosas por
trabajar por acomodación. Y medio de casualidad, mientras yo hacía una prueba
en una hostel de medio pelo para trabajar ambas, Mery decidió entrar a
preguntar en este precioso hostel, encontrándolo perdida en su ruta a la corte
de justicia.
Como las casualidades no existen, y las cosas
pasan porque así tienen que ser, nos encontramos each other!! Y vivimos. Y
trabajamos. Y disfrutamos. Y compartimos.
Conocimos en el camino a una italiana
encantadora, con quien compartimos el cuarto y varias charlas en varios
idiomas.
Entre tanto, busqué, aunque no arduamente, y no
encontré trabajo. En la pintoresca cuidad al parecer buscan gente que trabaje
prolongadamente, y yo no lo iba a hacer… así que… qué más da? En vez de gastar
dinero en Nueva Zelanda sin trabajo, por qué no gastarlo en Asia!!!
Y así fue, como me decidí a viajar (sola) a la
tierra prometida, el próximo domingo de pascua! Será un renacer?
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