Todo tiene
un final. Nada es para siempre. Y por ello llegó el momento de decirle adiós a
mi hogar por los últimos 2 meses.
Ya me
estaba picando el bichito de salir a conocer, a pesar de mi comodidad de
Paihia. Salir de este sitio de “confort” en donde uno conoce y sabe manejarse,
y salir a descubrir lo nuevo, lo extraño y dudoso. Pero ese mismo terreno donde
la incertidumbre te llena de la adrenalina necesaria para descubrir, conocer,
dejarte sorprender.
"Dejarte sorprender", lo mejor que te regala el viajar... Sin relojes que limiten tiempos, sin lugares que te aten, sin personajes que te cuestionen, pero con personas que te enriquezcan, en tantos sentidos,,,
Terminado
el Waitangi Day, y habiendo anticipado a mis trabajos que me iba, emprendí el arte del hichiking, o del dedo!! Que mejor forma de emprender un viaje
improvisado por la Isla Norte, que arrancar esperando en la ruta que un alma
caritativamente simpática te levante. La suerte que hubieron 3 de estas almas y
poco tiempo para el arte.
Mochila al
hombro, me llevo de Paihia sonrisas compartidas y miradas cautivantes. Muchas historias, y otras tantas imágenes guardadas en mi retina.
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